Esta obra, realizada en 1982, se compone de dos capas de tela. Sobre la primera, más fina, Tàpies elabora una imagen con marmolina (polvo de mármol), que complementa con escritura a lápiz y, posiblemente, trazos de carbón. A fin de alterar la visión de esta imagen, el artista le da la vuelta a la tela y la pega del revés encima de un bastidor a su vez entelado, de 56 x 56 cm, que da soporte a la obra. La superficie trabajada de la primera tela queda, por tanto, oculta a la vista; el espectador sólo ve lo que se transparenta en su revés, la huella del pigmento y de la escritura, que queda invertida dándole título a la obra final. El artista incorpora además a la obra las huellas de óxido dejadas por los pequeños clavos que fijaban la primera tela mientras trabajaba sobre ella, visibles en el perímetro de la imagen.